En una de esas noches locas de sábado, cuando Mastodon estaba que arde con la gente debatiendo a tope, nace Tuiter.rocks de la nada. El cerebrito detrás de esta jugada maestra es Aitor, que, al ver el numerito de Elon Musk haciéndose con Twitter, se dijo: "Vamos a meterle caña a esto". La idea era no solo tomarle el pelo a la situación, sino también montar un rinconcito chulo para los que estaban hasta el gorro de que las redes sociales se convirtieran en un mercadillo.
Al mando está Elena Musk (que no tiene nada que ver con Elon, que quede claro), y Tuiter.rocks se convierte en el crush del Fediverso en tiempo récord. El invento este se marca un tanto como símbolo de la resistencia creativa, demostrando que la gente puede juntarse y sacar algo guay y dinámico fuera del corralito convencional. Hay que soltar que, con el paso del tiempo, la cosa ha ido cambiando. Aunque al principio tirábamos de radio y Funkwhale, esos rollos ya son historia. Pero eso no ha sido un stopper; al revés, hemos puesto el turbo incluyendo un porrón de servicios nuevos que están de lujo según lo que pide el personal.
Tuiter.rocks sigue siendo el ejemplo perfecto de la locura buena que se puede liar cuando la gente se une con una misión clara. Empezó como un vacile por lo que estaba pasando en las redes, pero ha mutado en algo mucho mayor: una comunidad diversa y con ganas, que valora las risas, la libertad de decir lo que te da la gana y el apoyarse los unos a los otros.
A medida que seguimos expandiéndonos y dándole caña, invitamos a toda la tropa a unirse a esta aventura. Tuiter.rocks no es solo un antídoto para los que están hasta las narices de las redes de siempre; es un hogar para quien le mola la comunidad, el arte de crear y, por supuesto, una buena fiesta.